“Cuando la música se convierte en compañera diaria, aprendes a escuchar”
Desde pequeñitos nos enseñaron a ser obedientes.
No es más que una forma de escuchar. Después, unos lo lograron y otros no lo conseguimos. Nos queda vida, por corta que sea, para aprender.
Escuchar tiene mucho de contemplación. Las dos te convierten en receptor. Es peligroso ser solo emisor.
Emitir señales confusas es un riesgo que todos tenemos. No creo ser el primero en haber dado más de un mal consejo.
Incluso este post podría ser uno de ellos. Mis disculpas por adelantado. El receptor debe juzgarlo. Quédese con lo valioso, no con lo útil, pues en estos “posts” no encontrará nada práctico. Solo serán pequeñas reflexiones sobre lo cotidiano, lo que leo y veo.
“Escucha la nieve al caer, es silenciosa. Todo lo bello es silencioso, sereno. La armonía es su naturaleza”
Tampoco pretendo ser pragmático es este espacio que me cede Global Coaching Training (http://www.gctcoaching.com/).
De intento será la poesía –la literatura- el hilo conductor. Durante siglos, miles de autores se han atrevido a juzgarse en las cavernas de su conciencia. Nos han enseñado cómo vivir, cómo afrontar los recodos del camino.
¿Le hemos vuelto la espalda a lo poético, a la sabiduría, a la literatura? No. Solo nos rodea demasiado ruido. No es necesario filtrarlo, solo escuchar lo que nos enriquece, pues hasta el ruido más material nos enriquece.
Cargar de sobriedad nuestros pensamientos para poder dedicarlos a lo realmente valioso.
Vivimos en un mundo en crisis de valores. Y solo nosotros podemos revalorizarlo. No sé si son necesarias virtudes, éticas o deontologías. Sí sé que el primer paso está en mí. En el silencio de las decisiones que configuran mi forma de ser.
Hay demasiado ruido. Ya no hacen falta emisores de fantásticas ideas. Los negocios exitosos solo se encuentran cuando te juegas el corazón, la vida. Porque es después de aprender a escuchar, a mirar el trasfondo del mundo, cuando podemos hacer una apuesta arriesgada que implica todo el proyecto vital.
Creo que fue John Lennon el que nos aconsejo:
“Vivir es más fácil con los ojos cerrados”
A un lado su poética imagen, la de la cita, no la de John, es cierto que nuestro mundo interior, nuestras reflexiones, nuestros silencios, son los que nos hacen fuertes o débiles.
Cuando cierras los ojos, ¿qué ves? Ese es tú secreto más íntimo. El que hará funcionar todas las piezas que te conforman.
No hay nadie como tú mismo. Da lo mismo si hay destino o flotamos en un mundo efímero. Quizá se trate de una mezcla de ambas cosas. Existe la libertad de decisión para escuchar lo realmente importante, aunque sea doloroso o conlleve el sufrimiento.
El mapa de tu vida solo puedes dibujarlo al dictado de lo más valioso que escuches. Quédate con lo increíble, con lo poderoso, con lo que te cambia. Porque el cambio es lo más permanente de la vida. Siempre va a estar. Y si lo tratas como un buen amigo se aliará con tu interior. Si lo rechazas te perseguirá hasta que lo ames. Al cambio solo puedes amarlo de forma incondicional, sino vivirás dividido, segregado de un mundo que verás como adversario.
En cada oportunidad, en cada silencio, se encierra una semilla a un nuevo tú. Escúchalo, sé receptivo, y vive entonces.