La neuroarquitectura es una disciplina emergente en Estados Unidos que trata de explicar cómo cada aspecto de un entorno arquitectónico, podría influir sobre determinados procesos cerebrales, como los que tienen que ver con el estrés, la emoción y la memoria.
También ayuda a comprender cómo el hábitat en el que vivimos afecta a nuestra salud física y mental.
Hoy vamos a ver cómo el espacio que nos rodea puede influir en nuestra vida y en nuestro estado de ánimo, por tanto vamos a ser capaces de transformarlo según nuestras necesidades y nuestros gustos.
¿Qué relación existe entre la decoración y el estado de ánimo?
Fácil de responder si pensamos por un momento como nos sentiríamos en una habitación oscura, desordenada, descuidada.., en cambio piensa en una habitación agradable, limpia, con colores bonitos y muebles adecuados.
Precisamente esta sensación es la que te va a influir en tu estado de ánimo. Si alrededor hay paz y tranquilidad también la habrá en tu interior, por eso en la decoración hay que crear espacios donde el ánimo de cada uno encuentre su equilibrio, porque éste es una emoción que no remite, que no se puede relacionar con un acontecimiento determinado. Da igual el día, la hora o lo que hagamos, siempre estamos con un estado de ánimo que por lo general no elegimos ni controlamos. Por eso decimos: Es un resentido, es un triste, es un pasota….
Hagamos una reflexión. ¿Existe relación entre cerebro y espacio?
De entrada, fabricamos más oxitocina y serotonina, relacionados con la relajación y el disfrute, si nuestros entornos son agradables.
¿Y la relación entre espacios amplios y pensamiento creativo?; o ¿ el poder de la naturaleza para estimular la concentración y la curación después de una enfermedad?.
¿Cuántos de nosotros nos atrevemos a reflejar nuestros sueños, nuestras necesidades vitales, en los espacios que habitamos?
Desde luego debemos de ser pragmáticos pero, sin dejar de lado que los espacios que nos rodean, públicos o privados, nos afectan en el humor y en la forma de pensar. Debemos de estimular lo mejor que llevamos dentro.
¿Cuántas veces me han dicho…. Sí, lo haría, pero prefiero no arriesgar?
Por último, me voy a permitir algunos consejos muy básicos con los que cualquiera se atrevería:
- Utilizar flores y plantas: Si es posible flor cortada que nos relaja de forma visual y por el aroma.
- Utilizar velas blancas: Son más económicas y aportan un aire de calma.
- Aprovechar la luz natural: La luz solar ahorra energía y aporta salud.
- Colores de la pintura adecuados: Fríos para el descanso y cálidos para zonas de trabajo y estar.
- Rodéate de libros: Hazte con una buena biblioteca de modo que tu cerebro cambie el chip a modo relajación.
- Añade mantas y cojines: Aunque no se usen aportan un toque cálido y acogedor.
Pero lo más importante, alegra tu casa, con guiños de humor, donde tienes que vivir feliz, un poco imperfecta, vivida, que funcione y no un escaparate.