Los líderes de los partidos políticos más votados en España paracen estar inmersos en un eterno “dejá viú” en el que con “efectos supuestamente especiales” de papeles, muchos asesores, infografías o incluso, adoquines, creen poder conquistar los votos de los indecisos, incluso de los que no saben si acudir a las urnas. Sin conexión no hay acción y esto parecen haberlo olvidado los asesores y los candidatos, suponiendo que en algún momento lo hubieran sabido.
– Pedro Sánchez, y su actitud de enfado casi permanente o de “qué hago yo aquí”, manifestada en, tal vez, dirigida, conducta en la que apenas mira a los otros candidatos no parece ser una buena táctica comunicativa, al menos para un debate de estas características, no va de reprochar, va de proponer cosas distintas para que ocurran cosas distintas.
– La corbata de Iglesias, perfectamente desajustada, enmascara, un buen conocimiento del formato televisivo, y el uso de palabras que no se les espera, como cuando hizo un repaso a los artículos de la Constitución, lo que ayudó a sorprender a la audiencia, y eso, ayuda a conectar, ya veremos si le da para ganar votos. Lo que es seguro que supo cómo enfocarlo y lo firmó con una sonrisa final de satisfacción en esa parte de su intervención.
– La camisa desabrochada de Abascal nos habla de una “acción indignada” que modeló, esta vez con un lenguaje más moderado, incluso, amable con el resto de candidatos, como cuando fue interrumpido por Rivera le dijo “acabe usted que luego le contesto.”
– Rivera parece estar encorsetado por tanto asesor, que ya ni un arma arrojadiza, como un adoquín llega a conectar o incluso sorprender. Su lenguaje es negativo, con respecto a las medidas para la demografía llegó a decir “vamos a ponérselo menos difícil “ cuando lo positivo sería haber dicho más fácil. La diferencia está en conectar o no conectar.
– Y ahí Casado hizo un esfuerzo por utilizar preguntas cerradas que incomodaron a Sánchez, como cuando le preguntó por ¿Va a pactar con Torra? Su lenguaje iba de la moderación a la contundencia, como su nueva barba electoral parece anunciar.
En definitiva mucho asesor y poca conexión. Y hasta aquí el análisis breve y de primer impacto del debate, por parte de nuestro Director Rafael Migueles.