cinco consejos que nos da el lenguaje positivo

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Las palabras positivas tienen un impacto gigantesco en cómo nuestro cerebro funciona. Aquellas palabras que escogemos diariamente para comunicarnos realmente nos cambian y moldean emocional y mentalmente. Es nuestra misión entrenar este lenguaje para ser capaces de encontrar aquellos términos que nos hagan bien, que tengan un mejor impacto y que fortalezcan  y desarrollen las relaciones sociales. En esto tiene muchísimo que decir nuestro buen amigo Luis Castellanos con su libro ‘La ciencia del lenguaje positivo’. Luis lideró una investigación para el Jardín de Junio en el que se comprobó al 100% que las palabras positivas activaban ciertas partes del cerebro y su tiempo de reacción, por encima de palabras de connotaciones negativas o neutras. Es curioso, pero la ciencia demuestra que las palabras correctas activan más el cerebro que las incorrectas.

Partiendo de esta base, el lenguaje define la forma en la que abordamos la vida, por lo que su primera y mayor recomendación es usar el lenguaje correcto. «Escoger las palabras correctas puede ayudarnos a enfrentar miedos, retos y problemas desde una posición esperanzadora». Esto, además, se transmite a las personas que nos rodean también. Las palabras están cargadas emocionalmente, para bien y para mal, por lo que debemos usarlas con cuidado.

Por esto y mucho más queremos compartir contigo cinco tips que nos da el lenguaje positivo. Para que los apliques en tu vida y disfrutes de los resultados.

Cinco tips que nos da el lenguaje positivo

  • Determina lo que puedes hacer, en lugar de lo que no eres capaz de hacer. Muchas veces nos centramos en el vaso medio vacío, cuando hay que verlo siempre medio lleno. Por ejemplo: «Esta tarde tengo que hacer demasiadas cosas, no puedo quedar hoy». ¿Por qué no sustituirla por la siguiente?: «A partir de mañana puedo quedar cuando quieras».
  • Comunicar lo que se quiere, en vez de lo que no se quiere. Es mucho más fácil hacer planes o llegar a un acuerdo remarcando lo que se quiere, y lo no que rechazamos. Por ejemplo: «No quiero el porcentaje que me ofreces». Usemos mejor «Me gustaría tener el 15% de beneficio».
  • Responder de manera concreta, directa y adecuada. Las respuestas a las preguntas tienen muchísimo que decir. Por ejemplo: «Vale», «Bien», «si no hay más remedio..». Estas contestaciones denotan algo de pereza y coacción incluso. Responde con un «Si, claro». «Por supuesto». «De acuerdo, vamos a ello». Así de sencillo.
  • Incluso el entorno y contexto de las palabras y expresiones es muy importante. Por ejemplo: «Ya he recibido tu correo». Mejor sería «Gracias por el correo, ya me ha llegado».
  • Soluciones en vez de culpables. Por ejemplo: «Has olvidado barnizar la madera». Mejor sería «Para dejar la madera perfecta te quedaría barnizarla».